Hace pocos días leía a un bestseller tratar de ocultar que estaba algo ofendido e intentaba aleccionar a la gente sobre este tema. Una lectora le había incluido entre los que han tenido éxito gracias a una campaña de marketing y eso parece que no le sentó muy bien. Cada cual es libre de sentirse ofendido por lo que quiera, no vamos a entrar en eso. Lo que sí que me parece fascinante es lo que se desarrolló a continuación entre lectores y escritores de todo tipo. Se opinaba sobre qué hacía a un escritor bestseller y había para todos los gustos. 

Y entonces se me ocurrió escribir esta entrada.

No es la primera vez que hablo de estos temas en público. Es verdad que ciertas prácticas son sumamente molestas para mí por lo poco ético que me parece. Engañar al lector para que te lea nunca voy a considerarlo marketing. Pero, ¿y si ese marketing está bien hecho? ¿Todos los llamados bestsellers son iguales?

Definitivamente NO. No todo el mundo es igual, así que entre los bestsellers pasa lo mismo. Algunos es verdad que venden a través de, hablemos claro, engaños. Diciéndole a la gente lo mucho que han vendido, los buenísimos comentarios que han tenido, poniendo un slogan sumamente llamativo… y todo ello no conteniendo ninguna verdad. Me parece fenomenal que vendas que has estado durante semanas o meses en las listas de los más vendidos de Amazon si es real. Si solamente has estado la primera hora que publicaste el libro… Estás engañando relativamente. Puedes haber entrado en esa lista, pero es que prácticamente todos los libros que se publican en Amazon entran en esa lista en esa primera hora. Cuestiones de algoritmos y demás que ahora no nos incumben. El caso, decir medias verdades es engañar. Ser autopublicado y plantarle un sello de «segunda edición» en la portada de tu libro es engañar porque no hay mecanismos de control que te digan que a partir de los 5.000 ejemplares en papel vendidos, ya es una nueva edición (estas cosas ni en las grandes editoriales se controla mucho…) Marcarte un «la novela erótica del año» para vender, es engañar (por ejemplo, Quique Peinado tiene una cruzada personal en cuanto a comedias francesas del año en el cine) El lector no tiene por qué estar pendiente de todas estas cosas, pero los que venden de esta manera, saben bien lo que hacen. De hecho, hace tiempo en mis redes pregunté qué es lo que preferían: escribir un libro que tuviera mucho éxito pero efímero o uno más modesto pero de buena calidad, de los que perduran en el tiempo. Me sorprendió cuando una escritora actual me dijo que ella prefería lo primero. Hay quien ya no se corta a la hora de reconocer sus intenciones y oye, cada cual es feliz con cosas diferentes. Mientras no engañe a los lectores para conseguir ese éxito… Claro que a veces las ediciones vendidas sí que son reales, los comentarios sobre el libro no son inventados, el slogan se ajusta a la realidad y el número de ventas es totalmente verídico.

Y ahí quería yo llegar.

Los lectores cada vez están más pendientes de estas cosas. Ya no les suele gustar que les vendan algo porque a alguien se le ha metido en la cabeza que tiene que venderse. Y empiezan a desconfiar de todos los libros que se escuchan demasiado por ahí. No nos gusta que nos engañen y gastarnos el dinero en un libro que, ya simplemente al empezarlo, nos damos cuenta del error que hemos cometido al fiarnos de la campaña de marketing. Mucha gente no lee bestsellers hasta un tiempo después del boom inicial. A veces lo hacen a escondidas incluso, por si acaso. Otros no se fían cuando son ganadores de ciertos concursos. Yo personalmente suelo abrir el libro en cuestión por una página al azar y leer unas líneas. Si me veo leyendo todo el párrafo y me tengo que obligar a parar, eso es que ese libro sí es para mí; le doy una oportunidad. No quiere decir que a veces no me equivoque haciendo esto, pero al menos como descarte me sirve. 

Porque hay bestsellers de todo tipo. Unos son producto meramente del marketing, pero otros lo son porque conectan con la gente o porque tienen suficiente calidad (no siempre tienen que darse estas dos cosas a la vez) Sí, han tenido una gran campaña de marketing, pero ésta no engañaba al lector: era un buen libro y merecía la pena leerlo. Cuando un libro tiene éxito y no tiene la suficiente calidad -es decir, cuando la presión social que el marketing ejerce sobre la gente, machacándoles al hacerles creer que si no leen este libro y dicen que les gusta, serán menos intelectuales, estarán menos en la onda, que el resto de la sociedad, es demasiado fuerte-, ese libro tiene un gran éxito durante un tiempo, pero son las típicas historias que no vuelves a releer, que de hecho olvidas al cabo de un tiempo. No perdura. Pero cuando el libro tiene calidad y/o conecta con la gente por algún motivo, éste es recordado, releído… Su éxito no envejece. 

Si yo en un futuro consigo tener éxito gracias a una buena campaña de marketing, no voy a ofenderme porque me lo digan. Será cierto. Hay muy buenos libros que no serán nunca conocidos ni alcanzarán el éxito porque no van a tener una buena campaña de marketing. Si tienes la suerte de conseguir el éxito gracias a la publicidad, bienvenido sea. Nunca renegaría de ello, porque también es cierto que confío en la calidad de mi libro y no creería que solamente ha tenido éxito por el marketing. Esperaría que se mantuviera en el tiempo, que no fuera efímero. 

Claro que luego ves escritores que se ofenden si les dicen que el marketing ha ayudado a ese éxito, se ponen incluso a insultar a otros bestsellers, diciéndose ellos mejor que otros… Y te das cuenta de que, si ni ellos mismos confían en la calidad de su libro, pues apaga y vámonos….

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