Mucha gente me ha preguntado que cómo no escribía largo y tendido sobre el tema que desde hace ya más de una semana está por todas las redes. La respuesta es sencilla: primero, por falta de tiempo. Sabéis que mi trabajo es otro muy diferente a la literatura y no puedo dedicarle todo el tiempo que me gustaría. Segundo, porque trataba de calmarme. Sí, calmarme, porque cada día aparecían más comunicados y gritos al cielo de gente que jamás levantó la voz e incluso atacaba a quienes lo hacíamos.

Y la falsedad sabéis que me enferma sobremanera.

Llegados a este punto, creo que debo dejar plasmado un anti-comunicado en mi web. Y lo llamo así porque yo no voy a poner hashtags bienquedas ni animar a la gente a unirse para que se vea más mi nombre. No. Sólo pretendo dejar por escrito, como siempre he hecho a pesar de las consecuencias, lo que pienso de todo esto.

1. Que en un grupo literario de Facebook en donde incluso han asesorado a una señora para publicar con una gran editorial un «fanfic» de mi saga Maybe, digan que están en contra del plagio y que apoyan la literatura, permitid que me cause risa. Más aún cuando los administradores de ese mismo grupo se pasan la vida difamando públicamente a quienes no tragamos sus ideas, sean cuales sean las represalias por ello. Me he visto atacada en mi Facebook por decir que me parecía una vergüenza que en España eliminaran la literatura universal como asignatura en Bachillerato. Me insultaron cuanto pudieron en sus muros porque en el mío no permití que me insultaran y borré sus comentarios. Y os recuerdo que fue porque me quejé de algo horrible que se estaba haciendo en España con la literatura. Pero en ese grupo se defiende la literatura y a los autores. Todo muy coherente, ¿verdad?

2. Si jamás has alzado la voz porque «es mejor no meterse en líos, que luego me atacan y vendo menos», ¿ahora a qué viene tanta indignación? Y aquí es cuando ya exploto del todo. He visto a lo largo de estos pocos años que llevo publicando, escritores y escritoras decir «solamente me interesa escribir; el resto…» Sí, el resto para Rita, ¿no? (por cierto, esa frase la leí casi literal, ya no la recuerdo tal cual, de una súper escritorcísima en un grupo de WhatsApp hablando del ataque a ciertos bloggers, tipo: «a mí esa gente me la sopla, pero que sigan promocionándome…) Pero toda esa gente que ha visto en este tiempo el daño que se le estaba causando a la literatura con prácticas nada morales (ya no hablemos de ilegales), ahora claman al cielo y se rasgan las vestiduras, y se pasean por las redes dando ánimos a la gente afectada, y mostrando su absoluta indignación. Una de dos: o tú en este mundillo estás por haber de algo y no sabes absolutamente nada tipo la infanta, o eres más falsa que un billete de quince euros. En cualquier caso, si no se quiere saber nada de la literatura salvo vender tus libros o si no quieres hacer algo por cambiar lo que está mal, ¿qué narices haces en el mundo cultural? Y ojo con no seguir la corriente a esta gente que lanza comunicados… Hoy mismo me viene una persona que ni siquiera está entre mis amistades de Facebook, diciendo que me puedo unir yo también. Y me lo pone en un post sobre por qué no voy a unirme. A lo mejor no me expliqué bien, pensé, así que le repetí que no. Y su siguiente comentario terminó con un «arreando», muy literario y educado todo, diciendo que entonces lo que yo quería era polémica. Puede que no se haya dado cuenta de que pillé al vuelo que quien quería polémica viniendo a mi muro y comentando en mi post sobre por qué no quería unirme, era ella. Como veis, si no les sigues la corriente…

3. Y esto me lleva al siguiente punto. Y no hablo solamente por mí, sino por todos los que han sido atacados en este tiempo por denunciar públicamente ciertas prácticas. Se nos ha intentado silenciar. ¿Cómo? Siendo atacados en redes con insultos de todo tipo, dejando comentarios en Amazon de una estrella con difamaciones varias, al igual que en Goodreads, reportando nuestros libros (casualidades de la vida, los primeros reportados eran los que suelen estar por arriba en el Top 100 de Amazon) para que nos los sacaran de la venta… Hubo muchas formas. En la mayoría de los casos, consiguieron lo que se proponían con ello: el silencio de esas personas. Conmigo no. Pero aviso: ni ahora ni nunca voy a callarme si veo que algo se está haciendo mal. Y si me da la gana, digo claramente que es aberrante el plagio, pero también que es aberrante la gente que apoya a los que saben que están haciendo cosas horribles pero como les viene bien estar en ese lado… Y si me da la gana, también digo que me parece aberrante que haya gente que haya callado ante las injusticias y prácticas poco honestas. Incluso el otro día me venían a decir que no me metiera con esa gente porque habían actuado muy bien, que era yo quien había cometido una ilegalidad al decir públicamente esas cosas cuando jamás doy nombres (no es mi intención hundir escritores, por más que vea que hacen cosas que no me gustan, simplemente alertar a la gente de lo que se está haciendo, y que ellos decidan después) y sólo digo lo que creo que se hace mal.

4. Quiero pasar al siguiente punto porque me enciendo demasiado… Hablemos de esas otras prácticas poco honestas. Porque aquí no solamente tenemos que usar hashtagcillos sobre el plagio. ¿Por qué no contra el fake marketing para vender más? No me gusta que me engañen ni editoriales ni autopublicados. Sin ir más lejos, en saga Almost dejo bien clarito mi punto de vista sobre las primeras (si estuviera buscando editorial para esa saga, un fragmento concreto habría hecho que, o bien me echaran para atrás, o me obligaran a quitarlo…) y también sobre las segundas (cambiando escritora por pintora, pero se entiende perfectamente) Y para los que no hayan leído la saga, aquí expongo mi punto de vista, de nuevo, sobre todo esto: primero empecé viendo y exponiendo de forma pública prácticas poco honestas en Wattpad. Una súper autorcísima, la misma que en el punto dos precisamente, averigüé que se creaba cuentas falsas para promocionar sus libros tipo «¡Esta autora es la mejor! ¡Tienes que leerla!». A mí me llegó a escribir un privado una de esas cuentas para invitarme a leer a la autora en sí, igual que dejó varios comentarios en mis historias para lo mismo. Pero qué mala pata, esa autorcísima hablaba también con su cuenta de autorcísima conmigo, y un día se confundió y me habló desde una de ellas como que era la otra. Quién no se ha equivocado alguna vez de chat en WhatsApp… No, no es ilegal, pero vi claramente a lo que se jugaba. Creando cuentas falsas, propagando el amor a esa autora, dando votos y lecturas a sus libros… la gente pensaría que era alguien a quien merecía dar una oportunidad. ¡Y cómo no te va a gustar una autora que es tan leída y aclamada! Y hablando de Wattpad… ¿Cómo la gente llega a estar en destacados y recomendados en esa plataforma? Os contaré brevemente mi experiencia. Me apunté en un enlace, al cabo de un tiempo me toca por lista (porque claramente ni se lo leyeron, no es porque les parezca interesante y lo merezca…) y me dicen que me van a poner en recomendados, pero que tengo que cambiar la portada (en aquella época tenía la primera de What if) y me dicen que alguien de su equipo va a hacerme una nueva más acorde a la plataforma, con la que seguro que llama más la atención mi historia y es más leída. Cuando me mandan la portada… En fin, algunas la vieron porque se la mandé en privado. Si tenéis interés en ver semejante esperpento, prometo buscarla y compartirla. Se veía de lejos que ni sabían de qué iba el libro, además de demostrar poco gusto. Dije amablemente que qué les parecía si colocaba la que había hecho yo hacía poco. Y hasta ahora sigo esperando a que me digan cuándo voy a aparecer en esa lista, hace ya no sé… más de un año fijo, y eso que les escribí varias veces para ver qué había pasado con el tema. Conclusión: no accedí a tirar por los suelos mi libro con semejante portada y como no podían ya presumir de ella, no les interesaba sacar mi libro en recomendados. ¿A que ha sido interesante mi experiencia?

5. Las correcciones que se convierten en reescrituras. Y esto es algo que he escuchado no de uno, ni de dos, sino de bastantes correctores. Libros que si vieran la luz tal cual estaban escritos, darían miedo. He podido comprobarlo con una obra no corregida y otra corregida de, perdonad que vuelva a la misma, la escritorcísima. Menuda diferencia… Eso no es aprendizaje, es una digievolución mágica lo menos. Pero claro, su correctora me contó en persona los horrores de su trabajo y comprendí que no, que tampoco era ilegal, pero que al menos se debería poner en un pedestal a esta correctora por volver a escribir cada capítulo, porque sus correcciones le hacían ganar mucho dinero (y la correctora lo hacía por amor al arte, no cobraba un euro…)

6. Publicar docenas de libros al mes no es ilegal. Tampoco subir un mismo libro con diferente título, portada y autor, varias veces. Pero honesto tampoco es. Y se hace. Y al parecer, bastante. La gente compra que te compra y los autores recauda que te recauda. Y aquí los que pierden son los lectores y los autores que intentamos hacer las cosas bien, porque lógicamente un lector está en todo su derecho de empezar a desconfiar hasta de su sombra cuando le pasa algo así. Quien gana, lógicamente, es esa gente que recauda dinero por esas prácticas no ilegales. ¿Más de esto? El tema de crearse cuentas falsas en Amazon, comprarse a sí misma los propios libros o quedar con un grupo de personas/amigos/familia/otros autores que ni te leen pero que os hacéis publicidad mutua, para subir de golpe en el Top 100 y de ahí ya seguir durante días, regalar bonos para comprar su libro y así mantenerse arriba… Este tema da para mucho. Nada ilegal, que conste. Pero, ¿en serio que esto es aceptable para alguien?

7. Mi fake marketing favorito (y a todo esto, no sé si fake marketing existe, pero me gusta llamarlo así) es el de los sellos en las portadas. Y comienzo con lo que va a hacer que se me echen encima unos cuantos, pero como ya estoy curada de espantos, me la… En fin, sellos en portadas decíamos. Habréis visto muchas veces los típicos «¡Bestseller!» «¡50.000 lectores!» «¡Segunda edición!» ¿Poner estos sellos es algo ilegal? No, para nada. Pero tampoco me parece correcto utilizarlos. Me explico: hay gente que el sello de bestseller se lo ha dado X, ya sea una plataforma, un colectivo, una tienda… Es una opción utilizarlo, ya que ha sido otorgado por alguien. Personalmente no lo haría, porque me gusta que quieran leerme por la historia y por cómo la cuento, no porque me hayan leído muchas personas, pero es comprensible que haya quienes quieran lucir el sello, ¿por qué no? Lo que no es comprensible es que se ponga ese sello alguien que se lo otorga a sí misma, porque ella lo vale. Y oye, no en un libro, ni dos, ni tres. Que se ve que son bestsellers ¡en todos los libros que publican! Pasemos a otro, el sello de los lectores. Los que me causan más risa son los que se colocan el día del lanzamiento del libro. O es adivina y sabe que le van a leer ese número de lectores o quiere jugar con los mismos a algo nada limpio. Pero pongamos que ya lo tiene en el mercado desde hace tiempo. ¿Cómo contabiliza ya no una editorial, sino un autopublicado, el número de lectores que tiene? ¿Número de descargas del libro? ¿Cómo saber si lo han descargado porque estaba de oferta y luego no lo han leído? Tercero, el sello de las ediciones. Si en las editoriales esto ya es complicado de controlar (dicho por ellos mismos, ya que no hay igual número de libros publicados en las tiradas de todas ellas, y ni siquiera es por libros vendidos, sino por libros colocados en puntos de venta, por poner un par de ejemplos), imaginad el cachondeo que es con los autopublicados. ¿Cómo deciden colocarse este sello? Yo me imagino a estos autores haciendo una primera compra de sus propios libros con una cantidad de, por ejemplo, pongamos que veinte, ¿vale? La segunda vez que pida libros, ¿ya se pone el sello? ¿Lo hace cuando vende treinta? ¿Cincuenta? ¿Cien? ¿Doscientos? ¿Cómo demostrar eso? Alguno dirá que publicando el extracto de ventas de libros, como si no se pudiera hacer una rápida edición y poner lo que a uno le salga de donde sea. Otros me decían que si se hacía un cambio sustancial en portada y maquetación o en el contenido del libro, se podía ya considerar segunda edición. Yo misma he hecho esos cambios en tres de mis sagas. No he empleado el sello. Simplemente he colocado las letras pequeñas de segunda edición en la página de datos del libro, para diferenciar cuándo publiqué la obra por primera vez y cuándo hice todos esos cambios. No creo que nadie se haya dado cuenta siquiera de ese detalle. En definitiva, ¿por qué no utilizo esos sellos? Porque, como ya he dicho, quiero que la gente lea mis historias por lo que cuento y por cómo lo cuento, no porque crean que tienen que hacerlo porque ya hay muchos que lo han hecho. Eso para mí nunca me ha indicado nada de un libro. Yo leo si me llama la atención la sinopsis, si leo por encima el interior y la forma de escribir me gusta… Pero he intentado leer libros muy vendidos y ha sido como «aham…» ¿Los sellos en las portadas son ilegales? Para nada, ni mucho menos. Otra cosa es que, personalmente, repito, no me guste esa forma de vender tan generalizada.

8. Bloggers. Y aquí me muevo en un terreno complicado. Conozco bloggers que hacen un magnífico trabajo, y son muchos más de los que hacen lo contrario. Por desgracia, cuatro o cinco empañan la labor de los que hacen las cosas bien. Y eso es lo que me da rabia, porque lo mismo pasa con los autores: la mala praxis de unos pocos afecta al resto. Y no es justo. He visto cuasi-clanes de bloggers, yendo todos a una para atacar a autores que, por lo que sea, no les caen bien: no les doran la perdiz, no les mandan libros gratis… Lo que sea. Yo misma me he visto en ésas, y todo por no callarme la boca y expresar lo que pienso. Recuerdo hace muchos años tener yo misma un blog en el que comentaba lo que me parecían los libros que leía, en donde escribía lo que pensaba de cine, literatura… Era algo muy diferente a lo que se ve hoy en día. Y me da mucha rabia. Antes yo me pasaba por los blogs para ver qué se estaba cociendo en el mundillo, a ver si me decidía por tal o cual libro. Ahora tengo unos cuantos blogs por los que paso para eso, no por todos y mucho menos al azar, porque sé que hay amiguismos, que hay quien «compra» los posts… ¿Cómo fiarse entonces de sus recomendaciones? He visto de todo ya en estos temas. Y luego ciertas «autoras» me atacaban diciendo que compraba a los bloggers por enviarles marcapáginas. Manda narices…

Hay mucho, mucho más que todo lo que he escrito aquí. Tal cual me va viniendo a la mente, lo voy diciendo de forma pública en mis redes, pero resumirlo en una sola entrada, cuesta. Y como ya he dicho en más de una ocasión, esto es algo que no se soluciona callando. Los lectores merecemos saber que todo esto existe para poder decidir si queremos fiarnos o no de este fake marketing que tanto se defiende últimamente. Que no todo es ilegal, cierto, pero que cuando le cuentas a la gente, así por encima, cómo funcionan estas cosas, alucinan pepinillos. Y sí, muchos lectores me han dicho que ahora son más exigentes a la hora de elegir lectura. ¿Eso qué tiene de malo? ¡Tenemos que serlo! ¿Qué arreglamos no diciendo esto de forma pública salvo cuando ya sabemos que no va a afectar a las ventas pero con el daño ya hecho? ¿Cómo hay gente que duerme por las noches viendo que se está engañando incluso a sus propios lectores? No digo nada de los que tienen que callar porque necesitan dar de comer a sus hijos. Por los hijos se hace cualquier cosa y yo misma lo haría. Pero los que lo hacen por comodidad… ¿Por qué vanagloriarse de estar dentro del mundo literario cuando no te importa que se esté tirando por tierra al mismo desde dentro incluso? Estar dentro de este mundillo es más que publicar y vender, y estos días hemos tenido una clara prueba de ello. Estar en el mundo literario es amar la literatura, querer que siga viva, mantenerla limpia y protegerla de los ataques que sufra de gente que no le importa todo esto salvo hacer un sucio negocio. Estar dentro del mundillo literario es hablar públicamente de lo que sucede para que no nos tachen a todos de lo mismo, para avisar a la gente que aprecias (y yo aprecio a todo el que viva la literatura como yo la vivo) para que no se dejen engañar por prácticas no ilegales pero tampoco muy elegantes. Estar en este mundillo es que te importe un bledo si un mes no vendes ni un solo libro por hablar alto y claro sobre una injusticia. Adoro a los escritores reivindicativos, a los que dicen y escriben lo que piensan y piden justicia, a los que defienden la literatura como pueden, siempre que tienen oportunidad, a los que reclaman a los lectores que sean exigentes, que no se dejen engañar, a los que no necesitan unirse a un comunicado para que la gente sepa entonces lo que piensan de un tema. Yo no creo que nunca pueda considerarme escritora, ya que siempre digo que es algo que me queda lejos después de leer a los grandes, pero quiero seguir en el mundillo con la cabeza muy alta, defendiendo desde dentro lo que considero que es una parte muy importante de mi vida.

Y quien quiera atacarme por esto, lo único que conseguirá es que cada vez me sienta más orgullosa por ello.

5 comentarios

  1. Jajaja ¿Te has quedado a gusto? Yo esperaba algún improperio… Pero muy cierto todo lo q dices y sabes q lo apoyo aún sabiendo q siempre me llegan las uní estrellas. No cambies nunca.

    Gema Tacón
  2. Además de todo eso, que al fin, da una imagen horrible (de pelea de patio de colegio, de la que hace la pelota oara ser la prefe de la administradora del grupo X) hay una ausencia total de crítica. Quiero decir, no te gusta un libro o es sencillamente malo (que de todo hay en botica) y ante una crítica fundamentada (ojo), no me refiero a la pataleta, quien la haga se convierte en un apestado.

    Pepa
  3. Estoy entre el shock y la depresión… 8 años hace que estoy aquí al pie del cañón currandomelo sola y la verdad es que me siento bastante imbècil por no ir de «lista» y hacer las cosas bien… Que asco de mundo…

    En fin… Yo pienso seguir fiel a mi misma.

    Gracias por esas verdades como puños!

    Dianna M. Marquès
  4. Un aplauso, si señora. Eso de subirse al carro cuando una niña saca las armas me parece rastrero, aprovechado y dice muy mucho de la calidad humana de las Escritoras. «que tengo miedo que me hundan» almacantaro si escribes bajo pseudonimo, busca otro pero denuncia, no calles y mucho menos te eches el mérito cuando todo estalla. ¿Qué se sabía iba a saltar todo? Pues no será por quien lo sabía y lo permitía, copón. Luego lo pagamos los lectores que ya no nos fiamos de las críticas, las estrellas ni de la legión de seguidores.
    Lo de las múltiples cuentas y el mal uso del marketing, ufff es terrible.

    Idoia

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