Hace ya tiempo que estoy metida en el mundillo de la literatura. En realidad creo que nací ya dentro del mismo de alguna forma, pero avancemos hasta hace unos años, cuando arrancó el proyecto de Pandora Magazine. Ahí poco a poco fuimos entrando en el mundo del cine, la música… y la literatura. Hacíamos lo que se denomina comúnmente como reseñas de libros. Al principio me sorprendían ciertas conductas tanto por parte de las editoriales como por parte de autores y de sus lectores. Los egos y exigencias iban de la mano. Tenía claro que no íbamos a dar gusto ni a un lado ni al otro si no nos parecía que el libro lo mereciera, pero tampoco queríamos echar para atrás a los lectores solamente porque a nosotros no nos gustara un libro. Difícil tarea, ¿verdad? Veamos cómo salió esa primera incursión en el mundillo.

Por una parte había autores que nos escribían para pedirnos que leyéramos sus libros y publicáramos una reseña. Por otra parte, estaban las editoriales. Tanto autores como editoriales solicitaban publicidad en nuestro medio en forma de reseña, entrevista, etc. Porque nos podían facilitar el libro, pero estaba claro que tenía que haber una contraprestación. ¿Hay algo de malo en ello? Para nada. La publicidad puede hacerse de mil formas diferentes y, sinceramente, esta manera me parece de las mejores. Eso sí, siempre y cuando el que reseña tenga libertad para decir la verdad. 

Y aquí entramos de lleno en el meollo del asunto. ¿El que reseña tiene libertad para decir lo que opina? ¿Y el autor o la editorial? ¿Pueden opinar sobre esta opinión?

Cada cierto tiempo se ven conflictos por este motivo. Si alguien deja una opinión en un blog y es negativa, pueden pasar varias cosas: que el autor ignore por completo ese mal comentario, que dé las gracias igualmente o que monte en cólera. Lo que más llama la atención en redes es lo tercero, por supuesto, pero son las menos de las veces. En redes se ve prácticamente de todo, incluso gente que parece escribir ciertas cosas negativas para hacer polémica -si estás literalmente insultando la obra de un autor y le etiquetas, llamadme loca pero yo pensaría que alguien necesita Casito, la pomada de los que buscan atención, ya en todas las farmacias del mundo-. Los que escriben una reseña diciendo que no les ha gustado el libro, merecen todo el respeto del mundo, creo que no hace falta decirlo, pero por si acaso. Lo merecen, porque simplemente están expresando su opinión y, por ahora, eso es algo que puede hacerse con libertad. Pero, ¿y el autor? ¿Puede opinar sobre la opinión vertida? 

Muchos alegan que no, que deben callarse porque al publicar algo, te expones a una crítica negativa también. Cierto por completo. Aunque el que escribe la crítica también está publicando algo y se expone a que se le critique su propia crítica. ¿Dónde está entonces el límite? Creo que en la madurez de ambas partes. Me explico: si quien deja la reseña lo hace con educación e indicando que es una opinión personal, el autor no debería sentirse ofendido en ningún momento. A todos nos ha pasado ver que mucha gente adora e idolatra un libro y al leerlo, vemos que no podemos, por lo que sea, con él. Sabemos que puede gustar a otros y que a nosotros no. Incluso podemos recomendar ese libro a otra gente que sabemos que le puede gustar sin gustarnos a nosotros mismos. Eso también es tener madurez literaria. Yo he hecho reseñas de libros que no me han gustado en absoluto pero, al leerlos, he captado a qué gente podría interesarle y he hecho la reseña indicando que no son de mi agrado pero enfocándome en la gente a la que sí que le va a gustar. Hacer una reseña no es sencillo, es cierto. Hay que ser sinceros pero sin caer en el engaño o la ofensa. De hecho, muchas veces los fallos y puntos negativos se los he comentado al propio escritor o a la editorial. Creo que hay cosas que ponerlas en una reseña no crea más que polémica y confunde al posible futuro lector, pero eso ya es algo más complicado de tratar, así que lo dejaremos para otra ocasión. 

Volvamos al tema, ¿criticar la crítica? Es factible, siempre que se haga desde el más absoluto respeto. Tanto como autora de libros y de reseñas, he llegado a la conclusión de que lo mejor es agradecer el tiempo invertido en hacer la reseña/comentario y sanseacabó. Meterse en disputas y, peor aún, hacerlas públicas e incitar a que un grupo de gente -lectores, amigos, familiares, seguidores- se unan, no resuelve nada y acaba agotando a todos. Ni que decir tiene la imagen que se proyecta. Esta práctica se da tanto en autores como en quien reseña. He visto a ambas partes incitar en redes a su gente para… ¿qué? ¿para comenzar un conflicto armado? ¿Qué pretenden con ello? ¿Creen que de repente uno u otro va a decir «ah, pues mira, después del quinto día de ataques, me he dado cuenta de que lo que escribiste me ha gustado en realidad»? Sirve solamente para que, quien arma ese escándalo, quede en evidencia. Me han hecho alguna crítica negativa sin sentido, por supuesto, e incluso cuando algún lector me ha dicho indignado que va a decirle algo a esa persona, he frenado yo misma los ánimos. Escribo para divertirme, no para crear guerras. Una tiene también sus haters por lo que sea y a veces esos haters tienen una plataforma en la que creen poder hacerte daño. Otros simplemente han tenido un mal día en su vida o se aburren, qué sé yo. En realidad esas cosas dan igual, te están haciendo publicidad de tu libro. ¿Sabes qué? Cuando alguien ve el nombre de un autor o de un libro por ahí, la mayoría de las veces acabamos por olvidar de qué nos suena y tendemos a pensar que debe ser algo positivo, así que mira, si alguien nos ha hecho una mala crítica, es otro punto en la blogosfera que han puesto para que brillemos un poquito más. De hecho, a veces me ha dicho gente que ha leído una de esas malas críticas y que vio que se había hecho con tanta saña que pensó «este libro tiene que ser buenísimo y la persona que dice esto pretende que no se lea por motivos distintos a la calidad del mismo; voy a leerlo pero ya» y he ganado lectores. Lo veo constantemente en críticas negativas de bloggers, la gente comentando que aun así, se van a animar a leerlo. ¿Veis? No pasa nada. No hace falta hacer un drama de proporciones desmesuradas. Los lectores somos inteligentes al fin y al cabo, y no vamos a dejar de leer un libro porque alguien nos diga «no lo leas». Si tenemos curiosidad por ese libro, vamos a leerlo igual. A veces a mí me dicen «ni se te ocurra leer este libro, es horrible» y solamente por llevar la contraria lo leo, e incluso con más predisposición a que me guste. Da igual los comentarios que veas bajo esa reseña que pongan «ah, pues mira, ya no me lo leo» porque si ponen eso y no lo leen, es que no lo iban a leer finalmente de todas formas. Nunca se pierden lectores por una crítica negativa. Todo lo contrario; a veces incluso se ganan.

Y es que nadie va a hundir a nadie. Ni una mala crítica va a hundir a un autor, ni una crítica a una opinión vertida va a hundir al bloguero. Mi opinión personal es que se puede opinar de todo en esta vida: sobre libros, autores, blogueros y reseñas. No importa, son opiniones y cada cual tiene las suyas. Si se hacen con respeto y sin palabras ofensivas dichas para herir, ¿qué hay de malo en una sana conversación literaria? Yo estoy siempre abierta a que me comenten por ejemplo que se están leyendo What if y que no entienden cómo Laura puede prestar atención a Enrique teniendo ahí a George. Me encanta explicar el fondo de la historia, detalles de los personajes, matices de la trama… Si hay que chafardear sobre una historia, soy la primera que se apunta. No puede ofender que esa persona opine una cosa diferente de lo que tú opinas. Ni en el mundo de la literatura ni en la vida en general. Yo personalmente he dejado sin hacer alguna reseña (aunque las cuento con los dedos de una mano) porque o bien el libro me parecía un sinsentido o no era capaz de imaginar el público al que le podría gustar. Si el autor o la editorial me preguntaban por la reseña, lo he dicho así, tal cual. Han agradecido mi gesto y no ha habido mayor problema, incluso me han pedido que les remita fallos que he visto para poder subsanarlos en el futuro. Pero esto es algo que yo hago, no es que tenga que hacerse así siempre. Si alguien publica igualmente la reseña y dice esos fallos en público, bienvenido sea también, es libre de hacerlo. Pero no olvidemos que entonces la rueda vuelve a girar, y el autor será libre de exponer a ese bloguero, con todo el respeto del mundo, su punto de vista. También debería ser sin escándalos públicos pero claro, libertad para hacerlo como considere, también tiene.

En definitiva, este absurdo de dimes y diretes, de disputas, de batallas campales durante días en el mundillo, de indirectas cruzadas… Para mí no tienen sentido. ¿No sería mejor desde un principio hablar con la persona y tratarlo con ella? ¿No viviríamos mejor si cada uno pudiera opinar libremente y con educación de lo que quisiera? ¿Por qué gastar tiempo en riñas inútiles que no llevan a nada? Mucho mejor veo que el bloguero olvide ese mal libro y pase al siguiente, y que el escritor se lo tome con humor, olvide esa mala crítica y siga escribiendo.

Pero, como digo, esto es lo que yo opino. ¿Y vosotros?

2 comentarios

  1. Totalmente de acuerdo contigo. Hay gustos como colores y lo único que debería primar entre todos en el sentido común y la educación.
    Por otra parte, siempre sentí curiosidad sobre esa manera de publicitarse… Eso, cómo funciona? Porque estoy por empezar en este mundillo autopublicando y estoy un tanto perdida. Gracias y es un placer leerte.

    Sonia R Salvante

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